lunes, 4 de marzo de 2013

ARISTÓTELES

Aristóteles (en griego antiguo ριστοτέλης, Aristotélēs) (384 a. C. – 322 a. C.) 
Fue un polímata: filósofo, lógico y científico de la Antigua Grecia cuyas ideas han ejercido una enorme influencia sobre la historia intelectual de Occidente por más de dos milenios.



1. La ciencia

En este texto, Aristóteles habla sobre la ciencia y su estudio. El fragmento versa sobre las virtudes intelectuales, que son 5: el arte, la ciencia, la prudencia, la sabiduría y el intelecto. Utiliza como estrategia para definir la ciencia, la oposición de los contrarios: ciencia frente a opinión. Argumenta que la ciencia es algo verdadero y necesario.
La ciencia se ocupa de lo necesario, que además es lo eterno, ingénito e indestructible. Los conocimientos científicos pueden ser obtenidos a través de dos métodos, la inducción y el silogismo. El silogismo parte de lo  universal, valiéndose del razonamiento, Mientras que la inducción parte de lo particular, y trata sobre las ciencias experimentales como la química y la biología.

2. El arte
En el 2º  fragmento, Aristóteles analiza y entiende el arte como la creación de un objeto. Compara  al arte con  la ciencia;  la ciencia no puede ser de otra manera, el arte sí.  En  contraste al arte, está   la acción. La acción tiene que ver con la ética, mientras el arte con la producción. Para producir algo necesitamos conocer la técnica adecuada, ya que en el caso de no ser así tendríamos una falta de arte; el artista que usa la racionalidad para producir cualquier objeto, es un buen técnico.
En conclusión, el arte es un modo de ser productivo acompañado de razón verdadera, y la falta de arte es un modo de ser productivo acompañado de razón falsa.

3. La prudencia
En este fragmento Aristóteles hace una investigación de la prudencia, para definirla observa el comportamiento de un ser humano prudente, que delibera, y tiene en cuenta las  consecuencias  de sus actos, no actúa por instinto.
Cuando reflexionamos sobre algo, deliberamos, para nuestra  felicidad.   Un hombre prudente no actuaría de forma impulsiva. Este  hombre  elige de principio a fin medios prudentes. Si la acción no es prudente el fin tampoco.
La prudencia se distingue de la ciencia como virtud intelectual porque esta discurre sobre lo necesario por medio de la demostración y la prudencia se ocupa de lo contingente mediante deliberación
A su vez también se diferencia del arte porque éste se ocupa de la producción, cuyo fin es distinto de ella misma, mientras que la prudencia se ocupa de la acción que es un fin en sí misma y de los mejores medios para su realización en cada momento, porque no existe una técnica determinada para ser prudente.
La moderación es la capacidad de escoger aquello que se encuentra en el punto medio  entre el exceso y el defecto. 

2. NOCIONES
2.1. LO NECESARIO Y LA CIENCIA.
La ciencia tiene como método la demostración cuyos resultados son conclusiones de validez universal y su objeto es lo necesario, ingénito e imperecedero que se concreta entre otras cosas en las relaciones cuantitativas (continuas o discretas), principios del movimiento, los astros y Dios.
Reúne estas características: 1) Sólo hay ciencia de lo universal no de lo singular. 2) Es un conocimiento de lo necesario, de “lo que no puede ser de otra manera”. No lo es de lo contingente. 3) Es un conocimiento por las causas. 4) Se puede enseñar 5) Se obtiene por demostración. 6) Es un conocimiento verdadero y cierto como consecuencia de lo anterior.
La ciencia consiste en que a partir de unos enunciados dados puedan obtenerse unas conclusiones. El esquema de demostración más simple es el silogismo. El silogismo parte de lo universal. Un silogismo es un esquema de razonamiento tal que a partir de dos enunciados denominados premisas, que han de estar conectadas entre sí por un término medio y de modo correcto, se puede obtenerse una conclusión, que será una conclusión necesaria. Premisa 2: El silogismo en general es un proceso deductivo ya que extrae verdades particulares de verdades universales.
Hay dos maneras de captar las verdades universales: 1ª La inducción que es un proceso por el que se va de lo particular a lo universal, 2ª La intuición que es la captación pura por el intelecto de los primeros principios. Una visión inmediata. También la podemos llamar evidencia.
La sabiduría es la virtud intelectual más perfecta y reúne la intelección y la ciencia. Se ocupa de lo más excelente porque lo más excelente es lo necesario, eterno y que no cambia.

 2. 2. LA PRODUCCIÓN Y LA ACCIÓN.
El método del arte es la deliberación; su objeto es lo contingente, pero entendido como acción productiva que no es en sí misma su propio fin ya que su fin está en la construcción de algo útil y bello.                  
A diferencia de lo necesario, que sólo puede ser de un modo, lo contingente puede ser de dos maneras: como acción  o como producción. De la primera se ocupa la prudencia y de la segunda el arte.
El arte, por su parte, es una virtud intelectual que consiste en aquel conocimiento que es principio de la producción, de suerte que quien lo posee puede producir bien una cosa.
Aristóteles nos dice que el principio de la producción del artefacto u objeto artístico está en otro, en el artesano que posee el arte y no en sí mismo. Con ello pretende diferenciar el arte de la naturaleza, pues el primero tiene un principio externo de producción y la segunda un principio interno que reside en el propio ser natural.
Seguidamente Aristóteles compara el arte con la tyché que es traducida por azar, pero que significa suerte o fortuna y que es preciso distinguir de lo que se produce to automaton, es decir por azar o espontáneamente. El arte y la suerte o fortuna coinciden en que tienen por objeto lo contingente y se dan de manera accidental o por casualidad. La naturaleza tiene que ver con lo que se da generalmente de manera necesaria y, en cambio, el arte y la suerte tienen que ver con lo contingente o accidental.
Arte y naturaleza coinciden, no obstante las diferencias, en que ambos son procesos teleológicos, orientados a la realización de un fin. Más aún, ambos emplean los mejores medios posibles. Se parecen hasta tal punto en esto, que si una casa, por ejemplo, se pudiera realizar de manera natural, lo haría del mismo modo que como la planea el arquitecto.

 2.3. PRUDENCIA Y MODERACIÓN
Aristóteles explica el prudencia, como sabiduría práctica o sensatez. Se llama sensato o prudente al que reflexiona adecuadamente acerca de las acciones que más le conviene realizar en cada momento. Se distingue de la ciencia como virtud intelectual porque ésta discurre sobre lo necesario por medio de la demostración y la prudencia se ocupa de lo contingente mediante deliberación. Se diferencia también del arte porque éste se ocupa de la producción, cuyo fin es distinto de ella misma.
Según Aristóteles no hay virtud moral sin prudencia, porque cuando ésta falta no se atina con el bien o lo conveniente; pero tampoco hay prudencia sin virtud moral, pues sólo el virtuoso tiene como fin una vida buena y la prudencia delibera acerca de los mejores medios para alcanzarla.
Seguidamente se ocupa de la relación particularmente estrecha que existe entre la moderación y la prudencia, de suerte tal que el significado de la primera sería el de salvaguardar la segunda. Ello es así porque la templanza es aquella virtud moral que consiste en el justo medio entre dos extremos o vicios
El juicio propio de la prudencia es la opinión. De las partes racionales del alma, es la razón práctica la que se ocupa de las acciones y como las acciones son contingentes, los juicios que le son propios son opiniones que, no obstante, han de estar fundadas en razones.
 En cuanto a la relación con el arte, que también trata de lo contingente, además de la diferencia ya establecida de que el arte se ocupa de la producción que tiene su fin en otro y la prudencia con la acción, que tiene su fin en sí misma, cabe destacar que, según Aristóteles, hay una excelencia del arte pero no de la prudencia.
3. TEMAS.
3.1 VIRTUDES MORALES E INTELECTUALES.
Para Aristóteles está el fin natural del hombre es la felicidad y de que ésta radica en el ejercicio de la virtud. En general, la virtud de cualquier cosa, su excelencia propia, consiste en su capacidad para desarrollar la función que le es propia. La razón aquí reflexiona en situaciones concretas para encontrar el justo medio que es la virtud respecto a ciertas pasiones y acciones, pues los extremos tanto por exceso como por defecto son males o vicios. La virtud moral no es mediocridad sino lo más excelente. El rechazo del exceso y el defecto y conservación de la medida debida como garantía del bien fue una idea que Aristóteles compartió con Platón:
En el texto Aristóteles dice que las virtudes intelectuales son “las disposiciones por las cuales el alma posee la verdad cuando afirma o niega algo”. (Hay tres tipos de alma: vegetativa, sensible y racional. Tres son las partes racionales del alma: una es la razón teórica o contemplativa cuyo objetivo es el descubrimiento de la verdad entre cuyas virtudes se encuentran la ciencia, la intelección y la sabiduría, otra es la razón práctica que se ocupa de las acciones y cuya virtud es la prudencia y por último tenemos la razón productiva, relativa al arte). Las distintas virtudes intelectuales se distinguen por su objeto y por su método:
Ciencia: el método es la demostración cuyos resultados son conclusiones de validez universal; el objeto es lo necesario, ingénito e imperecedero.
Intelección: el método es una cierta aclaración que no llega a ser demostración; el objeto es lo necesario, ingénito e imperecedero.
Sabiduría: Es el resultado de la unión de intelección y ciencia.
Prudencia: El método es la deliberación cuyo resultado son decisiones de validez particular referidas a fines y medios.
Arte: El método es la deliberación; su objeto es lo contingente, pero entendido como acción productiva que no es en sí misma su propio fin.
En un orden jerárquico podemos decir que el arte se supedita a la prudencia y ésta a la sabiduría.

3.2. VIRTUD Y FELICIDAD.
 El objeto de la ética es definir el bien supremo, el fin último de la actividad del hombre: hay necesariamente un objeto absoluto de la voluntad que perseguimos por él mismo y por encima de todo, respecto del cual todos los demás fines no son más que medios; ese bien supremo es además un bien perfecto. Aristóteles reconoció que la virtud o la excelencia del hombre consiste en su aptitud para la vida razonable; reside para cada cual en una disposición permanente para comportarse razonablemente. Por una parte tenemos la virtud moral que es una disposición del carácter y, por otra parte, tenemos la virtud intelectual que es una disposición del entendimiento al descubrimiento de la verdad.
El placer no puede identificarse con el bien, pues hay placeres vinculados con conductas censurables y hay fines que merece la pena buscar aunque no proporcionen placer, pero esto no significa que el placer se oponga absolutamente al bien. Aristóteles ha reconocido que la actividad propia del hombre es la actividad del alma razonable, el placer más conforme con el ser humano y que le hará plenamente feliz consistirá en el ejercicio de la virtud. Para asegurarse de que la verdadera felicidad del hombre reside en la práctica de la virtud, basta invocar el testimonio del hombre virtuoso. Éste, no sólo encuentra placer en los actos de virtud.
Si la felicidad reside en el ejercicio de la virtud y la virtud más perfecta que nos asemeja a la vida divina es el ejercicio de la sabiduría, entonces en esta virtud radicará la felicidad más perfecta, en una actividad contemplativa. En efecto, de todas las actividades racionales del alma, ésta es la más pura, la que causa la menor fatiga y puede ejercerse de manera continua y con plena suficiencia. En primer lugar, si la virtud moral encuentra en sí misma su premio, no se ejerce sin embargo sin aplicarse a algún fin exterior a sí misma: el justo encuentra su gozo en la práctica de la justicia, dedicándose a una causa justa que le es preciso encontrar.
Pero la felicidad además de la virtud exige una serie de bienes exteriores como la salud, bienes de fortuna, satisfacciones familiares, amigos, etc. La suerte cuando nos es adversa hace fracasar la felicidad aunque no sea más que porque entorpece nuestras actividades, pero, por otra parte, incluso en esas circunstancias el hombre virtuoso sacará provecho, actuará según sus posibilidades de ser razonable y por ello, aún en el infortunio, no será desdichado.
Por último, para que la felicidad sea perfecta, no basta, nos dice Aristóteles, que la virtud se ejerza ocasionalmente, sino que es necesario que su actividad llene la vida entera: una golondrina no hace verano. La felicidad no es perfecta sino a condición de que sea constante.

 4. CONTEXTUALIZACIÓN.

Contexto filosófico: Influencias :

 La teoría ética de Aristóteles se puede considerar como una respuesta crítica a otras tres teorías, a saber: la de los sofistas, la de Sócrates y la de Platón.
 1) Crítica a los sofistas.
 Los sofistas en el siglo V sostuvieron una teoría relativista en moral que se sustenta en dos ideas:
a)       No se puede hablar de lo bueno absolutamente, es decir, con independencia del individuo y de las circunstancias en que este se encuentra. Lo que es bueno para uno puede ser malo para otro y la inversa.
b)        No hay nada bueno ni malo en sí mismo, sino que es el pensamiento el que lo hace tal.
 Para Aristóteles aunque el bien se dice de múltiples maneras como el ser, hay sin duda el bien que es propio de la condición humana y que consiste en la perfección de su razón. El bien, no es relativo a la persona o al contexto, sino que podríamos hablar de una noción de bien universalizable, aquella que nace del sentido común.
 2) Crítica a Sócrates.
 Sócrates se opuso al relativismo moral de los sofistas y sostuvo una teoría que se conoce como intelectualismo moral que se distingue por afirmar:
 a) la virtud es conocimiento, es decir, conocer la virtud es lo mismo que ser virtuoso.
 b) No es posible conocer la virtud y ser malvado, es decir, siempre que se obra mal, se obra así por ignorancia; nadie es malo por propia voluntad.
 Según Aristóteles, Sócrates no tiene en cuenta la debilidad de la voluntad, la falta de autocontrol, la incontinencia, el efecto del apetito o la pasión.
3) Crítica a Platón.
Platón afirma la existencia de dos mundos: uno de las Ideas y otro de las Apariencias. Sólo el primero es verdaderamente real y está presidido por la idea de Bien. En tanto el mundo sensible es una mera copia de aquel.
Aristóteles, rechazó de Platón, la teoría del dualismo, ya que según él no puedes separar radicalmente las Ideas de los  objetos, si previamente se ha dicho que el origen de los objetos son las propias ideas.
Su influencia ha sido amplísima y se dejó sentir sobre todo en la cultura medieval, Aristóteles: fue el filósofo que mas influyo en la forma de pensar de Santo Tomas, estos son los conceptos más importantes que tomo de él, pero matizados por su concepción cristiana de la realidad:
Ontología: Toma los conceptos de forma/materia, acto/potencia, sustancia/accidentes, conceptos a los que Santo Tomás añade la oposición metafísica esencia/existencia y Dios como fundamento último de la realidad.
Teología natural: Adopta sus teorías principalmente en la primera, segunda y quinta Vía, pero también en la concepción de Dios como motor inmóvil, acto puro y forma inmaterial.
Filosofía de la naturaleza: Coge de Aristóteles su descripción del mundo físico.
Teoría del conocimiento: Igual que aquél, da primacía a la experiencia en la fundamentación del conocimiento, aunque éste no se limita a lo dado a los sentidos: podemos conocer las realidades trascendentes.
Antropología: concepción biologista del alma, división tripartita del alma: vegetativa, sensitiva e intelectiva, aunque Santo Tomás defiende con más claridad la inmortalidad del alma espiritual individual.
Ética: el concepto y la clasificación aristotélica de la virtud, pero Sto._Tomas añade las virtudes sobrenaturales.
Política: emplea las ideas de Aristóteles sobre la ley natural, y las completa con la referencia a la ley eterna.
Aún hoy Aristóteles está presente en la doctrina de la Iglesia Católica a través de la escolástica medieval.

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