ARISTÓTELES
Aristóteles (en griego antiguo
Ἀριστοτέλης,
Aristotélēs) (384 a . C.
– 322 a . C.)
Fue un polímata: filósofo, lógico y científico de la Antigua Grecia
cuyas ideas han ejercido una enorme influencia sobre la historia intelectual de
Occidente por más de dos milenios.
1. La ciencia
En este texto, Aristóteles habla sobre la ciencia y su
estudio. El fragmento versa sobre las virtudes intelectuales, que son 5: el
arte, la ciencia, la prudencia, la sabiduría y el intelecto. Utiliza como
estrategia para definir la ciencia, la oposición de los contrarios: ciencia
frente a opinión. Argumenta que la ciencia es algo verdadero y necesario.
La ciencia se ocupa de lo necesario,
que además es lo eterno, ingénito e indestructible. Los conocimientos
científicos pueden ser obtenidos a través de dos métodos, la inducción y el
silogismo. El silogismo parte de lo
universal, valiéndose del razonamiento, Mientras que la inducción parte
de lo particular, y trata sobre las ciencias experimentales como la química y
la biología.
2.
El arte
En
el 2º fragmento, Aristóteles analiza y
entiende el arte como la creación de un objeto. Compara al arte con
la ciencia; la ciencia no puede
ser de otra manera, el arte sí. En contraste al arte, está la acción. La acción tiene que ver con la
ética, mientras el arte con la producción. Para producir algo necesitamos
conocer la técnica adecuada, ya que en el caso de no ser así tendríamos una
falta de arte; el artista que usa la racionalidad para producir cualquier
objeto, es un buen técnico.
En conclusión, el arte es un modo de ser productivo
acompañado de razón verdadera, y la falta de arte es un modo de ser productivo
acompañado de razón falsa.
3.
La prudencia
En
este fragmento Aristóteles hace una investigación de la prudencia, para definirla
observa el comportamiento de un ser humano prudente, que delibera, y tiene en
cuenta las consecuencias de sus actos, no actúa por instinto.
Cuando
reflexionamos sobre algo, deliberamos, para nuestra felicidad.
Un hombre prudente no actuaría de forma impulsiva. Este hombre
elige de principio a fin medios prudentes. Si la acción no es prudente
el fin tampoco.
La
prudencia se distingue de la ciencia como virtud intelectual porque esta
discurre sobre lo necesario por medio de la demostración y la prudencia se
ocupa de lo contingente mediante deliberación
A
su vez también se diferencia del arte porque éste se ocupa de la producción,
cuyo fin es distinto de ella misma, mientras que la prudencia se ocupa de la
acción que es un fin en sí misma y de los mejores medios para su realización en
cada momento, porque no existe una técnica determinada para ser prudente.
La moderación es la capacidad de escoger aquello que se
encuentra en el punto medio entre el
exceso y el defecto.
2. NOCIONES
2.1. LO NECESARIO
Y LA CIENCIA.
La
ciencia tiene como método la demostración cuyos resultados son conclusiones de
validez universal y su objeto es lo necesario, ingénito e imperecedero que se
concreta entre otras cosas en las relaciones cuantitativas (continuas o discretas),
principios del movimiento, los astros y Dios.
Reúne
estas características: 1) Sólo hay ciencia de lo universal no de lo singular. 2) Es un conocimiento de lo necesario, de “lo que no puede ser de
otra manera”. No lo es de lo contingente. 3) Es un conocimiento por las causas. 4) Se puede enseñar 5) Se obtiene por demostración. 6) Es un conocimiento verdadero y cierto como consecuencia
de lo anterior.
La
ciencia consiste en que a partir de unos enunciados dados puedan obtenerse unas
conclusiones. El esquema de demostración más simple es el silogismo. El silogismo parte de lo
universal. Un silogismo es un esquema de razonamiento tal que a partir de dos
enunciados denominados premisas, que han de estar conectadas entre sí por un
término medio y de modo correcto, se puede obtenerse una conclusión, que será
una conclusión necesaria. Premisa 2: El silogismo en general es un proceso
deductivo ya que extrae verdades particulares de verdades universales.
Hay
dos maneras de captar las verdades universales: 1ª La inducción que es un proceso por el que se va de lo particular a lo
universal, 2ª La intuición que
es la captación pura por el intelecto de los primeros principios. Una visión
inmediata. También la podemos llamar evidencia.
La
sabiduría es la virtud intelectual más perfecta y reúne la intelección y la
ciencia. Se ocupa de lo más excelente porque lo más excelente es lo necesario,
eterno y que no cambia.
2. 2. LA PRODUCCIÓN Y LA ACCIÓN.
El
método del arte es la deliberación; su objeto es lo contingente, pero entendido
como acción productiva que no es en sí misma su propio fin ya que su fin está
en la construcción de algo útil y bello.
A
diferencia de lo necesario, que sólo puede ser de un modo, lo contingente puede
ser de dos maneras: como acción o como
producción. De la primera se ocupa la prudencia y de la segunda el arte.
El
arte, por su parte, es una virtud intelectual que consiste en aquel
conocimiento que es principio de la producción, de suerte que quien lo posee puede
producir bien una cosa.
Aristóteles
nos dice que el principio de la producción del artefacto u objeto artístico está
en otro, en el artesano que posee el arte y no en sí mismo. Con ello pretende
diferenciar el arte de la naturaleza, pues el primero tiene un principio
externo de producción y la segunda un principio interno que reside en el propio
ser natural.
Seguidamente
Aristóteles compara el arte con la tyché
que es traducida por azar, pero que significa suerte o fortuna y que es preciso
distinguir de lo que se produce to automaton, es decir por azar o
espontáneamente. El arte y la suerte o fortuna coinciden en que tienen por
objeto lo contingente y se dan de manera accidental o por casualidad. La
naturaleza tiene que ver con lo que se da generalmente de manera necesaria y,
en cambio, el arte y la suerte tienen que ver con lo contingente o accidental.
Arte
y naturaleza coinciden, no obstante las diferencias, en que ambos son procesos
teleológicos, orientados a la realización de un fin. Más aún, ambos emplean los
mejores medios posibles. Se parecen hasta tal punto en esto, que si una casa,
por ejemplo, se pudiera realizar de manera natural, lo haría del mismo modo que
como la planea el arquitecto.
2.3. PRUDENCIA Y MODERACIÓN
Aristóteles
explica el prudencia, como sabiduría práctica o sensatez. Se llama sensato o prudente al que
reflexiona adecuadamente acerca de las acciones que más le conviene realizar en
cada momento. Se distingue de la
ciencia como virtud intelectual porque ésta discurre sobre lo necesario
por medio de la demostración y la prudencia se ocupa de lo contingente mediante
deliberación. Se diferencia también del
arte porque éste se ocupa de la producción, cuyo fin es distinto de ella
misma.
Según
Aristóteles no hay virtud moral sin prudencia, porque cuando ésta
falta no se atina con el bien o lo conveniente; pero tampoco hay prudencia sin
virtud moral, pues sólo el virtuoso tiene como fin una vida buena y la
prudencia delibera acerca de los mejores medios para alcanzarla.
Seguidamente
se ocupa de la relación particularmente estrecha que existe entre la moderación
y la prudencia, de suerte tal que el significado de la primera sería el de
salvaguardar la segunda. Ello es así porque la templanza es aquella virtud
moral que consiste en el justo medio
entre dos extremos o vicios
El juicio propio de la prudencia es la opinión. De las partes
racionales del alma, es la razón
práctica la que se ocupa de las acciones y como las acciones son
contingentes, los juicios que le son propios son opiniones que, no obstante,
han de estar fundadas en razones.
En cuanto a la relación con el arte, que
también trata de lo contingente, además de la diferencia ya establecida de que
el arte se ocupa de la producción que tiene su fin en otro y la prudencia con
la acción, que tiene su fin en sí misma, cabe destacar que, según Aristóteles, hay una excelencia del arte pero no de la
prudencia.
3.
TEMAS.
3.1
VIRTUDES MORALES E INTELECTUALES.
Para
Aristóteles está el fin natural del hombre es la felicidad y de que ésta radica
en el ejercicio de la virtud. En general, la virtud de cualquier cosa, su
excelencia propia, consiste en su capacidad para desarrollar la función que le
es propia. La razón aquí reflexiona en situaciones concretas para encontrar el
justo medio que es la virtud respecto a ciertas pasiones y acciones, pues los
extremos tanto por exceso como por defecto son males o vicios. La virtud moral
no es mediocridad sino lo más excelente. El rechazo del exceso y el defecto y
conservación de la medida debida como garantía del bien fue una idea que
Aristóteles compartió con Platón:
En
el texto Aristóteles dice que las virtudes intelectuales son “las disposiciones
por las cuales el alma posee la verdad cuando afirma o niega algo”. (Hay tres
tipos de alma: vegetativa, sensible y racional. Tres son las partes racionales
del alma: una es la razón teórica o contemplativa cuyo objetivo es el
descubrimiento de la verdad entre cuyas virtudes se encuentran la ciencia, la
intelección y la sabiduría, otra es la razón práctica que se ocupa de las
acciones y cuya virtud es la prudencia y por último tenemos la razón
productiva, relativa al arte). Las distintas virtudes intelectuales se
distinguen por su objeto y por su método:
Ciencia:
el método es la demostración cuyos resultados son conclusiones de validez
universal; el objeto es lo necesario, ingénito e imperecedero.
Intelección:
el método es una cierta aclaración que no llega a ser demostración; el objeto
es lo necesario, ingénito e imperecedero.
Sabiduría:
Es el resultado de la unión de intelección y ciencia.
Prudencia:
El método es la deliberación cuyo resultado son decisiones de validez
particular referidas a fines y medios.
Arte:
El método es la deliberación; su objeto es lo contingente, pero entendido como
acción productiva que no es en sí misma su propio fin.
En
un orden jerárquico podemos decir que el arte se supedita a la prudencia y ésta
a la sabiduría.
3.2.
VIRTUD Y FELICIDAD.
El objeto de la ética es definir el bien supremo,
el fin último de la actividad del hombre: hay necesariamente un objeto absoluto
de la voluntad que perseguimos por él mismo y por encima de todo, respecto del
cual todos los demás fines no son más que medios; ese bien supremo es además un
bien perfecto. Aristóteles reconoció que la virtud o la excelencia del hombre
consiste en su aptitud para la vida razonable; reside para cada cual en una
disposición permanente para comportarse razonablemente. Por una parte tenemos
la virtud moral que es una disposición del carácter y, por otra parte, tenemos
la virtud intelectual que es una disposición del entendimiento al
descubrimiento de la verdad.
El
placer no puede identificarse con el bien, pues hay placeres vinculados con
conductas censurables y hay fines que merece la pena buscar aunque no
proporcionen placer, pero esto no significa que el placer se oponga
absolutamente al bien. Aristóteles ha reconocido que la actividad propia del
hombre es la actividad del alma razonable, el placer más conforme con el ser humano
y que le hará plenamente feliz consistirá en el ejercicio de la virtud. Para
asegurarse de que la verdadera felicidad del hombre reside en la práctica de la
virtud, basta invocar el testimonio del hombre virtuoso. Éste, no sólo
encuentra placer en los actos de virtud.
Si
la felicidad reside en el ejercicio de la virtud y la virtud más perfecta que
nos asemeja a la vida divina es el ejercicio de la sabiduría, entonces en esta
virtud radicará la felicidad más perfecta, en una actividad contemplativa. En efecto,
de todas las actividades racionales del alma, ésta es la más pura, la que causa
la menor fatiga y puede ejercerse de manera continua y con plena suficiencia.
En primer lugar, si la virtud moral encuentra en sí misma su premio, no se
ejerce sin embargo sin aplicarse a algún fin exterior a sí misma: el justo
encuentra su gozo en la práctica de la justicia, dedicándose a una causa justa
que le es preciso encontrar.
Pero
la felicidad además de la virtud exige una serie de bienes exteriores como la
salud, bienes de fortuna, satisfacciones familiares, amigos, etc. La suerte
cuando nos es adversa hace fracasar la felicidad aunque no sea más que porque
entorpece nuestras actividades, pero, por otra parte, incluso en esas
circunstancias el hombre virtuoso sacará provecho, actuará según sus
posibilidades de ser razonable y por ello, aún en el infortunio, no será
desdichado.
Por
último, para que la felicidad sea perfecta, no basta, nos dice Aristóteles, que
la virtud se ejerza ocasionalmente, sino que es necesario que su actividad
llene la vida entera: una golondrina no hace verano. La felicidad no es
perfecta sino a condición de que sea constante.
4. CONTEXTUALIZACIÓN.
Contexto
filosófico: Influencias :
La teoría ética de Aristóteles se puede
considerar como una respuesta crítica a otras tres teorías, a saber: la de los
sofistas, la de Sócrates y la de Platón.
1) Crítica a los sofistas.
Los sofistas en el siglo V sostuvieron una
teoría relativista en moral que se sustenta en dos ideas:
a)
No se puede hablar de lo bueno absolutamente, es decir, con
independencia del individuo y de las circunstancias en que este se encuentra.
Lo que es bueno para uno puede ser malo para otro y la inversa.
b)
No hay nada bueno ni
malo en sí mismo, sino que es el pensamiento el que lo hace tal.
Para Aristóteles aunque el bien se dice de
múltiples maneras como el ser, hay sin duda el bien que es propio de la
condición humana y que consiste en la perfección de su razón. El bien, no es
relativo a la persona o al contexto, sino que podríamos hablar de una noción de
bien universalizable, aquella que nace del sentido común.
2) Crítica a Sócrates.
Sócrates se opuso al relativismo moral de los
sofistas y sostuvo una teoría que se conoce como intelectualismo moral que se
distingue por afirmar:
a) la virtud es conocimiento, es decir,
conocer la virtud es lo mismo que ser virtuoso.
b) No es posible conocer la virtud y ser
malvado, es decir, siempre que se obra mal, se obra así por ignorancia; nadie
es malo por propia voluntad.
Según Aristóteles, Sócrates no tiene en cuenta
la debilidad de la voluntad, la falta de autocontrol, la incontinencia, el
efecto del apetito o la pasión.
3)
Crítica a Platón.
Platón
afirma la existencia de dos mundos: uno de las Ideas y otro de las Apariencias.
Sólo el primero es verdaderamente real y está presidido por la idea de Bien. En
tanto el mundo sensible es una mera copia de aquel.
Aristóteles, rechazó de Platón, la teoría del
dualismo, ya que según él no puedes separar radicalmente las Ideas de los
objetos, si previamente se ha dicho que el origen de los objetos son las
propias ideas.
Su influencia ha sido amplísima y se dejó sentir sobre todo
en la cultura medieval, Aristóteles: fue el filósofo que mas influyo en la
forma de pensar de Santo Tomas,
estos son los conceptos más importantes que tomo de él, pero matizados por su concepción cristiana de la realidad:
Ontología: Toma los
conceptos de forma/materia, acto/potencia, sustancia/accidentes, conceptos a
los que Santo Tomás añade la oposición metafísica esencia/existencia y Dios
como fundamento último de la realidad.
Teología natural: Adopta sus
teorías principalmente en la primera, segunda y quinta Vía, pero también en la
concepción de Dios como motor inmóvil, acto puro y forma inmaterial.
Filosofía de la naturaleza:
Coge de Aristóteles su descripción del mundo físico.
Teoría del conocimiento:
Igual que aquél, da primacía a la experiencia en la fundamentación del conocimiento,
aunque éste no se limita a lo dado a los sentidos: podemos conocer las
realidades trascendentes.
Antropología: concepción
biologista del alma, división tripartita del alma: vegetativa, sensitiva e
intelectiva, aunque Santo Tomás defiende con más claridad la inmortalidad del
alma espiritual individual.
Ética: el concepto y la clasificación
aristotélica de la virtud, pero Sto._Tomas añade las virtudes sobrenaturales.
Política: emplea las
ideas de Aristóteles sobre la ley natural, y las completa con la referencia a
la ley eterna.
Aún
hoy Aristóteles está presente en la doctrina de la Iglesia Católica a través de
la escolástica medieval.
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